REFLEXIONANDO EN VOZ ALTA CON MOTIVO DEL DÍA DEL MAESTRO
Dra. Amarilis Domínguez Palpa
¨Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida¨. (Pitágoras)
Actualmente el SINEACES como Sistema Nacional de Evaluación de
Las escuelas de calidad deben contar con infraestructura e implementación segura, pertinente y moderna; docentes comprometidos y capacitados; alumnos críticos, responsables y emprendedores; buen clima institucional; gestión institucional y pedagógica eficiente; familia y comunidad involucrada; uso de la información y recursos apropiados para el aprendizaje. Los directivos deben demostrar liderazgo pedagógico y democrático, disposición a realizar cambios, búsqueda de oportunidades de capacitación para docentes, promover buen clima institucional, etc.
A nivel profesional docentes que tengan como perfil: conocedores de los últimos avances científicos de su especialidad, capacitados en instituciones y programas acreditados, con solvencia moral y académica, experiencia en trabajos de innovación e investigación, participante en proyectos y acciones que demuestre capacidad de liderazgo transformacional, cumpla sus funciones con eficacia y responsabilidad, entre otros.
CAMINO A LA CERTIFICACIÓN PROFESIONAL
Actualmente el Colegio de Profesores del Perú se encuentra en problemas judiciales, existe incertidumbre quien es la Junta Directiva reconocida oficialmente, caso que nos preocupa mucho, pues esto no ocurre a nivel de otros colegios profesionales; tendríamos que revisar el código de ética de la carrera docente y los principios y normatividad vigente de la Ley del ejercicio docente en nuestro país. Nos extraña que siendo educadores no podamos dar el ejemplo en este terreno de las competencias profesionales.
Todas las carreras de educación y salud principalmente tendrán que certificarse para el ejercicio profesional, que demanda no sólo certificaciones y tiempo de experiencia, sino fundamentalmente demostrar competencias profesionales en base a estándares de calidad a nivel laboral (adquiridas durante el desempeño profesional) y a nivel profesional (adquiridas en la formación profesional). Que a su vez va a significar la formación de sociedad y círculos científicos, asociaciones certificadoras, centros de evaluación de competencias profesionales y centros de formación de competencias profesionales. Es que los docentes no podemos esperar todavía que nos evalúen ya las competencias debe ser parte de nuestro perfil y no nos debemos correr de ello. Podemos discrepar pero planteemos nuevas alternativas, la evaluación es necesaria para saber de nuestras fortalezas y debilidades, así como de las oportunidades y amenazas que también se nos presentan a nivel de la carrera magisterial. Esperamos que en este nuevo período se respire con nuevas propuestas sostenibles y en todo caso seamos vigilantes y exigentes con el nuevo escenario político y económico que se nos presenta, continuemos en reflexión y debate permanente, hace falta el desarrollo de la conciencia y la acción del docente como líder de la comunidad.
HOMENAJE A LOS MAESTROS DE AYER Y HOY
Un justo homenaje a mis primeros maestros de escuela, recuerdo con mucha gratitud y admiración al maestro Enrique Bernal Malpartida (QEPD) de la I.E. Aplicación ¨Marcos Durán Martel¨, a la destacada Prof. Elva Lastra de la I.E. ¨San Pedro¨, a mis maestros de Educación Secundaria del C.N. de Aplicación de la UNHEVAL Prof. Odilón Sifuentes, Guillermo Echevarría, Olga Serrano, Daría Orizano, Martha Suárez, Felipe Gallegos, Juan Villaizán, Gherber Rivera y otros.
Y a nivel de post grado y la Universidad de la Vida a los Doctores Fredy Rodríguez, Pedro Barrientos, Jesús Vilchez, Víctor Domínguez, Rosario Arias Barahona, Marcela Chueca, Jeanine Anderson, Patricia Ruiz Bravo, Percy Bobadilla, Cecilia Thorne, Reynaldo Alarcón, Aldo Bazán…
Mi homenaje especial a todos los maestros del país y de la región, a los maestros duranmartelianos, a nuestros exalumnos y alumnos en formación.
¨La sonrisa de un niño que es feliz en la escuela no tiene precio.
La sonrisa de un maestro que es feliz en la escuela....eso tampoco tiene precio.
La sonrisa tendría que ser considerada un elemento típicamente escolar, como son los libros, los cuadernos, los lapiceros o las pizarras. Hoy, quizás más que nunca, es preciso devolver la sonrisa a los rostros de los niños y niñas y al semblante de sus maestros y maestras.
La presencia o no de sonrisas es uno de los más fieles y sensibles barómetros para medir el nivel de presión (u opresión) en la atmósfera de una clase. La sonrisa es un termómetro preciso que refleja la calidez o frialdad del encuentro humano en el que se sostiene un determinado modo de intervención pedagógica. La sonrisa marca en las caras de alumnos y profesores, de padres e hijos, cuál es la temperatura con la que se cuece el proceso educativo.
Nuestra clase podía ser entendida, considerada y vivida como un campo de cultivo de sonrisas. Fui reconociendo que, como maestro, estaba llamado a ser, en cierto modo, un sembrador de sonrisas, un cultivador de alegrías. Por eso procuraba que lo primero que encontrasen los niños cada mañana, al comenzar una nueva jornada escolar, fuese mi sonrisa. Esta era, conscientemente, mi primera actividad o lección del día: la energía de la sonrisa, el regalo de la sonrisa, el arte de sonreír, pero sobre todo, el derecho a la sonrisa.
La sonrisa es también una energía que es preciso atenderla, enfocarla, activarla y cultivarla.
La sonrisa constituye un extraordinario alimento que ha de estar presente y servirse en la mesa (pupitres) de cada día. Es una medicina que actúa de manera fulminante y eficaz, es la vitamina por excelencia para nuestro corazón.
La sonrisa nos alisa y allana el camino para llegar a los demás y nos abre sus puertas. Trazar una sonrisa en el momento del encuentro es como decir: ¡Aquí estoy!. Quien devuelve la sonrisa no está sino respondiendo: “Pasa y entra”. La sonrisa pone la llave y abre la puerta.
Yo regalaba a mis alumnos mi sonrisa y ellos me la devolvían multiplicadas. Y fuimos puliéndolas, limpiándolas, distinguiéndolas de esas otras sonrisas moldeadas por la malicia, el sarcasmo, el cinismo, la mordacidad o la acritud.
Cuando un niño o una niña sonreía ante mi presencia sentía que con él o ella era toda
Cada vez que sonreía a un niño le estaba diciendo: “Me gusta estar aquí”.
Cada vez que un niño o niña sonreía estaban diciéndome: “Soy feliz estando aquí y contigo”.
Esta es una de las máximas felicidades de este trabajo: escuchar cómo cantan y cómo ríen los niños que se marchan y alejan tras haber pasado toda una mañana contigo¨.
Extraído del libro “Educar con Co-razón” de JOSÉ MARÍA TORO
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