Los dibujos que realizan los niños son más que una mera expresión artística. Conocido es ya que son utilizados para conocer lo que les preocupa o les genera miedo, pero lo que plasman en una hoja de papel permite conocer muchos más datos sobre su mente. De hecho, según un estudio realizado por la Universidad del País Vasco y publicado recientemente en ‘Journal of Biological Education’, del cual se hace eco Europa Press, refleja que a través de estas expresiones pictóricas se puede conocer el desarrollo conceptual del niño en la etapa de la primera infancia al relacionarse la madurez conceptual infantil con la producción pictórica, aparte de ver cómo el niño ve y vive su mundo.
Esta conclusión se alcanzó tras analizar los dibujos realizados por 118 niñas y niños de edades comprendidas entre los 4 y 7 años de edad sobre la vida de las plantas con los que se constató que los que tenían un conocimiento más preciso de los seres vivos tendían a incluir más en sus dibujos elementos como el sol, las nubes o la lluvia. Unos componentes del dibujo que el niño no incluye por estética sino porque conoce que las plantas necesitan de ellos para sobrevivir.
Según explican los investigadores existen una serie de indicadores gráficos que se corresponden con rasgos psicológicos del niño como la desobediencia, egocentrismo, perseverancia, ansiedad, motivación para el aprendizaje, problemas de relación social o bien inseguridad.
No obstante, advierten de que la interpretación de un dibujo infantil tiene que basarse en aproximaciones estadísticas en las que se asocie la presencia de una característica de un dibujo con la elevada probabilidad de presentar un rasgo de personalidad. También es conveniente valorar que pueden ser rasgos que aparecen en momentos puntuales de la vida del niño.
Entre las pruebas específicas existentes para ver si el niño tiene problemas o sus potencialidades figuran los dibujos sobre la familia y la casa-árbol-persona en los que se evalúan aspectos como el tamaño, el trazo, el orden en el que se han pintado los personajes y la distancia entre ellos o bien si se ha omitido alguno de ellos, entre otros aspectos a tener en cuenta.
No son los únicos elementos a tener en cuenta. Para detectar a través de un dibujo si el niño tiene problemas, hay que valorar una serie de ocho aspectos, según explica Judit Cueto, psicóloga e impulsora del portal “Garabatos y dibujos” recogidos por Europa Press. Entre estos elementos están las formas y las figuras, que deben ser mínimamente reconocibles a la edad de entre 4 o 5 años porque el niño ya empieza a elaborar los esquemas de cada cosa.
También hay que sopesar la presión de los trazos, así como los elementos del dibujo para ver si incluye u omite muchos y el tamaño o espacio utilizado de las figuras y los componentes que incluya en el dibujo.
Fuente: Aprendemas.com
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