9 de septiembre de 2013

ARTÍCULO DE BEKY RODRIGUEZ: EN EL DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO


PREVENCIÓN DEL SUICIDIO:

 “UNA LUZ DE ESPERANZA EN MEDIO DEL TÚNEL”

“Hoy volví a nacer, no sé qué me pasó, di una vuelta e hice una revisión veloz de mi vida, nunca fui un niño querido, mi padre me abandonó, mi madre nunca se interesó por mí, empecé a trabajar a los seis años para comprar mis cosas, mis hermanos no me querían, nunca saqué muy buenas notas, perdí a mi primera pareja, ahora mi segunda pareja simplemente me quiere dejar, sí soy violento pero la vida me hizo así, tanto maltrato, fui abusado sexualmente y cuando crecí me dije a mí mismo que nunca nadie me dañaría, no soporto sufrir y por eso tomé veneno para rata porque quería morir así, COMO UNA RATA” (Testimonio de un sobreviviente de suicidio, paciente del Centro de Salud Aucayacu)

El suicidio inicia con una idea y un deseo de morir, reconociendo el valor de la vida, la pregunta que surge de inmediato es la siguiente: ¿qué sucede en la psique y las emociones del ser humano común y corriente (en este artículo exceptuamos a los enfermos psiquiátricos)? Algunas personas que se exponen por mucho tiempo a la soledad, estrés, depresión, rabia y desesperanza, cuando sienten que después de luchar, de buscar, ensayar y sentir dolor, no hay ningún lugar a donde correr o nadie a quién acudir entonces el presente se convierte en un dolor interminable y la persona va entrando como en un ensimismamiento, percibiéndose menos y menos, sobreviene la desesperanza, pierde el balance, entra en un presente amargo y en un futuro sin ilusión. La persona se va adormeciendo, eventualmente deja de buscar ayuda y entra en el “trance suicida” y el suicidio se convierte en la única esperanza o solución para terminar con el dolor.

Carl M. Durkheim, señala que existen cuatro tipos de suicidios: Egoísta, Altruista, Anómico y Fatalista, sin entrar en detalle respecto a cada uno, cabe hacer énfasis que dichos tipos de suicido tiene en común la carencia de recursos internos y externos que posee una persona frente a una situación difícil. Es decir el sistema emocional, físico y mental, “se apagan”, y la persona queda viviendo en un cuerpo vacío por dentro, como en un caparazón. En otras palabras, lo que pasa con el suicidio, es que el dolor es mayor que los recursos o herramientas para manejarlo.

El testimonio presentado en este artículo es real, con ello, más allá de presentar datos estadísticos alarmantes sobre el incremento del suicidio (que las hay), la intención es mostrar que nuestra comunidad está conviviendo con esta problemática y no podemos cerrar los ojos ante ello, por el contrario, es necesario y urgente accionar desde la posición que nos toca desempeñar en el diario vivir (funcionarios, autoridades, empleados públicos, obreros, amas de casa, comerciante, etc.)

El 10 de setiembre de todos los años, se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, un día hasta ahora,  poco conocido que sin embargo no deja de lado la responsabilidad social que tenemos con la población vulnerable. Este día es una gran oportunidad para sensibilizar a la población, pero más allá de ello, todos los sectores públicos y privados comprometidos con el trabajo social deben asumir el compromiso de trabajar con las familias aucayaquinas, fortaleciéndolas y dotándolas de herramientas para afrontar con éxito las dificultades de la vida. No es una tarea fácil, pero tampoco imposible.

¡¡¡¡Manos a la Obra, trabajemos por la Prevención del Suicidio y Logremos Ver una Luz de Esperanza en Medio del Túnel!!!!

 

Psic. Beky Ana Rodríguez Zelaya

Coordinadora Distrital de la Estrategia Nacional de Salud Mental y Cultura de Paz

 Micro Red Aucayacu

 

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